Un camino muy medieval

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La Caixa organiza hasta el 9 de enero una exposición para acercar al espectador a los orígenes de la peregrinación a Santiago y convertirle en protagonista.

La plaza del Ayuntamiento de Logroño (La Rioja) acoge desde hoy una exposición sobre el origen del camino de Santiago.

Bajo el título «Europa fue camino. La peregrinación a Santiago en la Edad Media» se pretende acompañar al visitante en su peregrinación, desde el punto de vista del viajero, a través de seis ámbitos diferenciados.

De este modo, el espectador puede conocer los «scriptoria», el mercado, talleres de artesanía, la botica de un hospital o el interior de la Catedral de Santiago, así como las diferentes construcciones levantadas en torno al eje central que conforma el camino.

Para Luis Reverter, secretario general de la Caixa, «el camino de Santiago es el nexo de conexión entre la cultura musulmana y europea que había en el siglo IX». «Jerusalén era el gran centro de peregrinaje, pero también era peligroso, luego Roma. Sin embargo, el descubrimiento de los restos del Apóstol Santiago en Finisterre atrajo a sus fieles hasta el fin del mundo para redimir sus pecados», subrayó.

El viaje comienza guiando al espectador gracias a las estrellas, a través de la Vía Láctea. Poco a poco se adentra en el eremitorio, donde el eremita Pelayo vio las luces y encontró el cuerpo del Apóstol. A partir de ahí surgió la leyenda del traslado del cuerpo, en una barca de piedra dirigida por ángeles. Gracias a los monjes se transmitió el hallazgo y se divulgó la importancia del camino.

En la exposición puede encontrarse una reproducción de la cruz de Roncesvalles y se vislumbra la estructura económica en la Edad Media, una época en la que se inicia el pago con letras de cambio. El comercio, la artesanía elaborada en cuero y madera, los instrumentos musicales y la orfebrería, sobre todo piezas de azabache, constituyen los souvenirs más apreciados por el peregrino.

La ciudad navarra de Puente la Reina se convierte en uno de los símbolos de crecimiento en torno al camino. Con una réplica de la construcción de su puente, es el fiel ejemplo de la vida peregrina.

El camino pasa por la hospitalidad de los pueblos, que tenían la obligación de acoger a los viajeros. Les ofrecían hospedaje y nacieron las primeras boticas, para favorecer el viaje. Por último, la catedral de Santiago, y lo que implica la espiritualidad de llegar a ella. Allí se levanta el ara de la catedral y se reproduce todo el mundo místico que envuelve el final del camino.


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