Año 711. Diversos contingentes musulmanes llegan a la Península a través del Estrecho. Conforme avanzan en su ocupación encuentran en los territorios fortificaciones de culturas anteriores que aprovechan para su posterior defensa y crean nuevos castillos para demostrar su hegemonía a otras etnias. Ahora esas fortalezas que poblaron esta tierra entre el siglo VIII y XV se abren en la Real Colegiata de Santa María la Mayor (Antequera, Málaga) para demostrar a los visitantes cómo era la vida entre muros.
Los castillos de Al-Andalus, una exposición itinerante de la Fundación La Caixa, desembarca por primera vez en esta ciudad gracias a la colaboración de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Antequera para desgranar en cinco apartados los edificios que dejaban ver por aquel entonces que entre el cielo y la tierra se alzaba el soberano.
Una introducción histórica y geográfica, seguida de cuatro salas dedicadas a la arquitectura, la guerra, las comunicaciones y la vida cotidiana desvelan al ciudadano de hoy las investigaciones históricas de los últimos 20 años en torno a las fortificaciones, según apuntó la comisaria de la muestra, María Mestre.
Para no perderse por los pasadizos secretos de los castillos, el visitante es introducido en la muestra mediante la reproducción de un mapa del siglo XII y otro mapa interactivo en el que se suceden los principales acontecimientos del período antes de pasar a la sala sobre arquitectura. Allí, a través de una reproducción realista de diversos muros podrá conocer los diferentes sistemas de construcción utilizados en Al-Andalus e incluso saber el funcionamiento de un horno de cal, material que, al margen de que se usase en la edificación, era utilizado en la época para la depilación femenina.
Además de preocuparse por la belleza, los musulmanes también lo hacían por la guerra. Una sala muestra los ejércitos que contrataban los soberanos y las armas más utilizadas. También el método para descubrir a los «espías», ya que dependiendo de cómo sujetase el arco un guerrero se podía averiguar a qué etnia pertenecía. La comunicación era importante. Y la muestra recrea en un espacio cerrado un palomar para analizar el sistema de mensajería utilizado. La vida del soberano y su corte y la de la mujer y los niños tienen también su hueco propio. Además, La Caixa organiza visitas guiadas para escolares en las que, junto a todo esto, pueden descubrir juegos y hábitos de la época como los gastronómicos. Para quienes quieran conocer más, se celebrarán jornadas paralelas en el Archivo Histórico Municipal de Antequera.